jueves, 20 de septiembre de 2012

Biberón Saludable (mamila, tetera, pacha, mamadera)

Llegó la hora del biberón. El bebé ha sido destetado y  necesita suplir la leche materna con fórmula láctea.  El pediatra te receta la fórmula adecuada para la edad del bebé. Ya estas en casa y preparas el biberón siguiendo las instrucciones al pie de la letra.  Listo, su primera fórmula.  Le das el biberón y si tienes suerte lo aceptará, sobre todo porque tiene hambre. Si haces varios intentos y lo rechaza, quizá tengas que probar con otra fórmula, por eso cuando el doctor te recete, pide alternativas. En función de la edad del bebé hay una gran cantidad de fórmula, desde las más complejas para prematuros o recién nacidos, hasta las más sencillas para bebés mayores.

¿Cómo preparo un buen  biberón?

Por fin el bebé acepta la fórmula y se la toma, pero tiene cólicos y llora o la regurgita, después o antes de repetir.  Llamas al doctor y te dice que es normal que el bebé tenga cólicos y reflujo por el cambio de leche materna a fórmula. Ese es un gran cambio, ya que ahora debes tomar en cuenta muchos factores que antes no existían,  Por ejemplo, la esterilidad del agua que utilices para mezclar el polvo de la fórmula, la calidad del agua debe ser óptima.  También es vital que  la mezcla no tenga grumos.  Luego tienes que ponerla a la temperatura adecuada, aproximadamente entre 30° y 38°, es fácil ahora conseguir termómetros para biberones. Siempre hay que probarla derramando unas gotas en el dorso de la mano. Es mejor que tienda a estar tibia que caliente. Cualquier líquido caliente puede lastimar al bebé.  Aquí es el momento en que te voy a ahorrar muchas complicaciones que se pueden presentar.  Ya que hayas preparado tus biberones del día,  ponlos a esterilizar con el tapón enroscado suavemente. Tan sólo 15 minutos expuestos al vapor de  alta temperatura, serán suficientes para que la leche sea absolutamente digerible para el bebé, aunque sea prematuro o muy pequeño. Después puedes dejarla enfriar y cerrar bien cada biberón.  La puedes refrigerar para sacarla después según la vayas necesitando. Así evitarás los terribles cólicos que tanto estrés causan a las mamás y tanto dolor a los pequeños. Cuando el bebé crezca, es posible que ya no requiera este tratamiento, pero siempre puedes regresar a él.  (Cólicos, qué los causa)

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